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Las libretas se resisten a desaparecer en tiempos de digitalización bancaria

Fuente: La Vanguardia

Una mujer mayor, ante un cajero, entrega a otra una libreta bancaria

La libreta forma parte de las grandes reivindicaciones de la Plataforma de Mayores y Pensionistas

A los cajeros automáticos les pasa con las libretas de ahorro lo mismo que a los ordenadores con los CD, que han dejado de incluir una ranura para su uso, al considerarlos un formato superado. Las nuevas terminales incorporan lectores de móvil, sensores y un diseño futurista alérgico al papel, pero no han expulsado del todo a la vieja cartilla, que se resiste a desaparecer aunque sea pasando por ventanilla. A favor de la libreta juegan una clientela fiel y la presión de asociaciones y plataformas de mayores, que no están dispuestas a ceder un ápice frente a una digitalización bancaria repleta de riesgos de exclusión.

“Para una persona mayor, la libreta es parte de su memoria financiera. Muchos siguen prefiriendo ir a la ventanilla y hacer cola antes que prescindir de ella. Para nosotros, cualquier retroceso en este servicio es objeto de preocupación”, afirma el nuevo presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP), Lázaro González García. “El 40% de la población mayor no tiene smartphone y no se la puede dejar atrás”, añade.

La libreta forma parte de las grandes reivindicaciones de este colectivo, que el año pasado alcanzó un acuerdo con el Gobierno y los bancos para facilitar su inclusión. Pese a que lo pactado no es de obligado cumplimiento, los representantes de los mayores tienen a gala haber arrancado a la patronal bancaria, la AEB, el compromiso de que no se dejará de operar con libreta. Aseguran además que su uso, pese a ir en retroceso, está muy lejos de desaparecer.

Las asociaciones no solo exigen que las cartillas se sigan emitiendo, sino también que no se apliquen comisiones por su uso. Desde la asociación de usuarios financieros Asufin indican que la tendencia ahora es instalar cajeros sin lector de libreta y dejar de incluir este producto en la oferta de cuentas corrientes. “La digitalización es inevitable, pero no se puede ir a dos velocidades y dejar atrás a un segmento de la clientela”, indican.

De todos los bancos, el rey de las libretas es CaixaBank, con cifras que demuestran la pervivencia de este producto y su uso entre las personas mayores. De sus 20 millones de clientes, tiene más de 4 millones sénior, que acaparan la mayor parte de sus 4,8 millones de libretas activas, que son las que se han actualizado al menos en una ocasión en el último año, con periodos más amplios para las personas mayores. Su compromiso, del que presume porque no es la tendencia entre los bancos, es que el 100% de los cajeros incluya el módulo de libretas, lo que, según dice, ya ha logrado.

En el BBVA, la cartilla se mantiene para los clientes que lo deseen “siempre que el producto contratado permita esta posibilidad”. No se les cobra comisión y, según las fuentes, es un producto que prácticamente no tiene demanda. Menos del 15% de las cuentas tiene libretas, que han desaparecido además de la últimas ofertas comerciales. Santander ya no da libretas nuevas, sino que se limita a renovar las vigentes, según fuentes del banco. Desde Bankinter informan de que el año pasado apenas emitieron unas pocas decenas por la escasa demanda.

El uso de las cartillas varía mucho en función del banco y, por lo general, está más asociado a las entidades resultantes de las fusiones de las cajas de ahorro. Tras el acuerdo sobre los mayores del año pasado, Asufin ha hecho una encuesta de seguimiento con 1.035 participantes en la que se aprecia que el 40,9% de los mayores usa la libreta, y entre los que no lo hacen muchos indican que es porque no pueden o por las comisiones. El 74% de los clientes de CaixaBank dice que sí puede usarla, frente al 66% de Unicaja, el 61% de Kutxabank y el 55% de Ibercaja. Ningún otro banco alcanza el 50%, con Abanca en última posición, con un 7,3%.

La asociación de antiguas cajas de ahorro, CECA, cita el mantenimiento de las libretas como “buena práctica bancaria”. CaixaBank indica que no hay que ser un sénior para disfrutarla, ya que se puede solicitar a partir de los 26 años “sin coste añadido” ni “cuota de mantenimiento adicional”. “La única condición es el compromiso del cliente de mantenerla mínimamente activa, esto es, de actualizarla al menos una vez al año”, aunque si tiene más de 60 años el plazo se extiende a dos años. Para los mayores de 70 años, no hay un uso mínimo.

En un informe reciente, la OCU aseguraba que cuatro bancos, que son Abanca, Bankinter, BBVA y Caja Rural de Jaén, han dejado de emitir libretas de forma activa, mientras que Kutxabank, Sabadell e Ibercaja cobran algún tipo de comisión.

Lázaro González indica que los bancos no están obligados a disponer de lectores de libretas en los cajeros, pero sí deben garantizar la atención personal a los mayores que las tienen. Recomienda que, en caso de problemas en la oficina bancaria, el cliente sénior se identifique como persona mayor de 65 años y exija que se le aplique el protocolo de atención. “En ese momento, se le debería de abrir un trato preferente”, señala.

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