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Solo el 8% de las personas mayores con problemas mentales derivados del dolor crónico reciben apoyo psicológico
Fuente: Servimedia

Durante un diálogo celebrado en la agencia de noticias Servimedia
Los pacientes de edad avanzada con dolor crónico soportan a su vez problemas de salud mental, pero "solo un 8% de los mayores llega a tener un psicólogo".
Así lo puso de manifiesto la presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), Carina Escobar, en el transcurso del diálogo sobre el impacto del dolor crónico en la sociedad y en el bienestar organizado en Servimedia.
En el encuentro, celebrado con el apoyo de Grünenthal, también participaron la presidenta de la Sociedad Española del Dolor (SED), María Madariaga, y el director de la Fundación Grünenthal, Juan Quintana. La presidenta de la POP detalló que, según los datos del Estudio del Impacto de la Enfermedad Crónica en las Personas Mayores (2022), la mayoría de las personas mayores con dolor crónico tienen pensamientos y emociones negativas, pero de ellos solo un 8% "llega a tener un psicólogo".
Por su parte, María Madariaga destacó que las personas mayores "se quejan muy poco" y "dan por sentado" que el dolor está vinculado a la edad avanzada. Sin embargo, aseveró la presidenta de la Sociedad Española del Dolor (SED), "el envejecimiento conlleva un deterioro", "pero esto no significa que ese deterioro del tejido necesariamente tenga una correlación con el dolor".
En este sentido, la presidenta de la SED insistió en avisar a los pacientes mayores de que "el dolor no es normal" y les animó a acudir a consulta con su médico si sienten un dolor persistente.
El problema, argumentaron los expertos, es que las personas mayores se enfrentan a una doble barrera por ser pacientes crónicos y mayores. Y esto hace que no acudan a la consulta médica hasta que "la situación realmente es bastante insostenible durante mucho tiempo o cuando les merma la capacidad de cuidado del resto", explicó Madariaga.
Por su parte, el director de la Fundación Grünenthal, Juan Quintana, explicó que el dolor crónico es una enfermedad "invisible", que es difícil que la sociedad comprenda. "Eso es un lastre" que impacta también en las personas mayores.
Quintana también puso el foco en la "ruralidad" de España y en el envejecimiento poblacional que en regiones como Castilla y León supone un abordaje complejo.
Respecto a las diferencias territoriales de la atención a los pacientes con dolor crónico, Carina Escobar destacó que "según el código postal" los pacientes tienen acceso a unos u otros tratamientos, lo que genera una desigualdad que es necesario revertir.
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