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“El Gobierno debe elaborar cuanto antes una Estrategia Nacional contra la Soledad no Deseada”
Fuente: Plataforma de Mayores y Pensionistas
Lázaro González, presidente de la Comisión de Soledad no Deseada de la PMP
Lázaro González, presidente de la Comisión de Soledad no Deseada de la PMP, destaca en esta entrevista algunas de sus líneas de trabajo necesarias para paliar un problema psicosocial que afecta a más de 5.500.000 personas en España. En su opinión, ni los ciudadanos de nuestro país, ni las administraciones públicas, han tomado suficiente conciencia de la gravedad de dicho problema y es urgente establecer definitivamente una Estrategia Nacional contra la Soledad no Deseada que debe ser “transversal a todas las áreas de gobierno y sostenible en el tiempo”.
- ¿Cuáles son las cifras actuales sobre la incidencia de la Soledad no Deseada en España? ¿Realmente es consciente la sociedad de este gran problema que se ha visto puesto en evidencia y se ha acrecentado por la pandemia de la COVID-19, especialmente en las personas mayores?
No sabemos con precisión cuáles son las cifras sobre la incidencia de la Soledad no Deseada en España. Las estadísticas oficiales solo nos dicen el número de las personas que viven solas, que en la última Encuesta de Hogares se acercan a unos 5 millones. El INE y el CIS deberían aportar estos datos, como sucede en países del entorno.
Pero no es lo mismo vivir solos que sentirse solos frecuentemente o siempre, que sería la Soledad no Deseada. Para calcularlas solemos usar estudios que no son definitivos, lo que nos obliga a acudir a estimaciones y estudios parciales. Los últimos datos de las encuestas sociales europeas estiman que el 8,7% de la población española se siente sola con frecuencia o de forma permanente. Estos datos son de antes del COVID-19, que ha aumentado este porcentaje.
Un estudio de este mismo año 2022 del Observatorio Estatal de Soledad no Deseada da un dato muy relevante: el 11,6% de las personas encuestadas se sienten solas con frecuencia o siempre, dato que, si se pudiera extrapolar al conjunto de la población, nos llevaría a la cifra muy preocupante, que más de 5.500.000 personas en España sufren Soledad no Deseada.
De esta cifra el porcentaje más importante con mucho son personas mayores, especialmente mujeres. Aunque la soledad no deseada no tiene edades, ya que los grupos que se han sentido más solos y sin apoyos sociales tras la pandemia, incluso más que las personas mayores, son las personas sintecho, las que tienen alguna discapacidad, las emigrantes y las jóvenes. Podríamos decir que no existe un solo tipo de soledad sentida, sino distintas soledades, que requieren intervenciones diferenciadas.
Pienso que ni la población española mayoritariamente ni las autoridades responsables de las políticas públicas han tomado suficiente conciencia de la gravedad de este problema, por las escasas medidas que hasta la fecha se han puesto en marcha para prevenir y combatir la Soledad no Deseada. En el estudio citado el 92,9% de las personas encuestadas afirman que se trata de un problema de primer orden y 72% piensan que combatirlo debe ser una prioridad para las administraciones públicas. Al 72% de las mujeres y el 60% de los hombres les gustaría ayudar a combatirla en su entorno, aunque solo una de cada tres personas lo están haciendo ahora.
- Uno de los grandes retos globales es el envejecimiento de la población. ¿En qué aspectos deberían estar trabajando ya las administraciones en cuanto a prevenir y paliar el incremento de personas mayores que vivirán en Soledad no Deseada?
Muy de acuerdo con que el envejecimiento de la población es un gran reto global para las políticas públicas y la convivencia. En gran parte es un resultado del incremento del bienestar general de la población y por eso hay que tomarlo como algo muy positivo. Pero esto nos enfrenta también a nuestras responsabilidades como país para estar a la altura de este enorme reto.
A mi juicio, para prevenir y paliar la soledad no deseada es imprescindible empezar por una recomendación que el Senado aprobó por unanimidad a final de 2021 y que decía que el Gobierno de España debe elaborar cuanto antes mejor una Estrategia Nacional contra la Soledad no Deseada. En esta estrategia se han de marcar los grandes objetivos del país sobre el tema, y una serie de medidas para llevar a cabo en los próximos años, que sirvan también de marco para el trabajo de comunidades autónomas, ayuntamientos, empresas, organizaciones sociales y población en general. Ha de ser transversal a todas las áreas de gobierno y sostenible en el tiempo. Pues bien, aún estamos esperando la Estrategia Nacional, que consideramos urgente y a cuyo éxito deseamos colaborar.
Hay muchas iniciativas que se están avanzando, especialmente a raíz de la pandemia del COVID-19. La mayoría de ellas son locales y están corriendo a cargo de los ayuntamientos y de las organizaciones sociales. Consisten sobre todo en programas de acompañamiento y acciones de emergencia ante situaciones personales graves de soledad y aislamiento social.
La principal asignatura pendiente en mi opinión consiste en poner en marcha acciones preventivas para paliar el problema, que han de venir desde distintas áreas: la educación y la cultura como campos de participación y sensibilización para la convivencia; la sanidad universal; los servicios sociales al alcance de toda la población; la vivienda y el urbanismo accesibles y asequibles; y el transporte para todos, entre otras. Se trata, en definitiva, de poner los medios para construir una sociedad inclusiva que no deje al margen a nadie.
- ¿Qué líneas de actuación tiene planificadas la Comisión de Soledad no Deseada de la PMP para paliar este problema?
Desde su creación, la PMP ha tomado la soledad no deseada como uno de sus campos principales de trabajo. En este sentido, desde la Comisión de Soledad no Deseada de la PMP estamos trabajando, por un lado, en identificar y conocer mejor los problemas que genera la Soledad no Deseada en las personas mayores, para que la PMP como movimiento social emprenda las acciones más apropiadas en cada caso. También, en sensibilizar a las organizaciones de mayores asociadas de la gravedad del problema y de la urgencia de poner soluciones, o reivindicarlas si no se ponen en marcha por quienes deben hacerlo o tomar la iniciativa.
Asimismo, trabajamos para colaborar, por un lado, con responsables de las administraciones públicas para que se pongan cuanto antes estrategias en marcha, lo primero insistiendo en la urgencia de tener cuanto antes una Estrategia Nacional y luego de Comunidades Autónomas; y, por otro, identificando buenas prácticas de las administraciones locales y colaborando con ellas para desarrollarlas con éxito y difundirlas.
Además, trabajamos en red con otras organizaciones sociales, que también están preocupadas por la desatención de las personas que se sienten solas.
- En abril se presentó el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada. ¿De qué manera se ha implicado y qué actividades dentro del mismo ejerce la PMP y la comisión que usted preside?
La PMP apoya la creación y actividad del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada. La comisión que presido, en coherencia con este apoyo de la PMP, ha aceptado formar parte del Comité Consultivo del Observatorio y colabora activamente en las actividades que se proponen desde dicho Comité.
Como consideramos que conocer mejor la problemática y también las buenas prácticas que se están llevando a cabo para dar soluciones es esencial para la actividad del Observatorio, estamos pasándole la información y la documentación de la que disponemos y que pueda ser de utilidad.
Asimismo, formaremos parte de los grupos de trabajo que el Observatorio cree.
Cada uno de los miembros de la Comisión difundimos ya en la medida de nuestras posibilidades la actividad del Observatorio
- Desde el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 se ha manifestado que la Soledad no Deseada es una “prioridad para el Gobierno” y que, por tanto, ya hay avanzada una estrategia y se ha abierto un proceso de escuchas, ¿cómo se está desarrollando hasta ahora ese proceso? ¿Se han producido ya o van a producirse próximos encuentros y acuerdos con representantes del Ejecutivo en este sentido?
La PMP tiene una relación fluida con el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y mantiene contactos como sus responsables, como lo está haciendo con otros organismos de las administraciones públicas, para colaborar en la mejora de las políticas que contribuyan al bienestar de las personas mayores. Se van a seguir produciendo encuentros con sus representantes, mientras haya oportunidades de trabajar conjuntamente para llevar a cabo avances factibles.
Conocemos bien las dificultades a las que el Ministerio se enfrenta para poner en marcha unas políticas a la altura de las necesidades de la población. Nuestro sistema de servicios sociales, en lo que toca a las personas mayores, lleva más de una década descapitalizándose, sobre todo en recursos humanos, pero también económicamente. Las políticas de bienestar de las personas mayores, que se iniciaron en la década de los 90 del siglo pasado a través del Plan Gerontológico Nacional, no se han continuado en parte. La Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia renovó la esperanza de la población mayor y con discapacidad al verla como un pilar esencial de nuestro estado de bienestar. Pero el Ejecutivo no ha cumplido los mínimos económicos acordados en la ley y las comunidades autónomas que tienen las competencias han hecho una aplicación muy desigual de la ley en muchos puntos.
Nuestro Sistema de Servicios Sociales no alcanza el nivel que corresponde a nuestro desarrollo económico como país. Y esto hay que remediarlo cuanto antes. No podemos esperar que vengan de nuevo con otra nueva pandemia las grandes desgracias de las residencias que han ocurrido lamentablemente con la COVID-19. La situación se nos ha ido un poco de las manos. Colaboramos con el Ministerio para que esto no vuelva a suceder, pero nos preocupa mucho que cada pequeño paso en el imprescindible y urgente cambio del sistema de cuidados encuentre tanta resistencia.
En este contexto, tenemos que reconocer que hasta el momento la atención a la Soledad no Deseada no ha sido una prioridad para el Gobierno, a pesar de estar en su agenda y contar con un consenso político. Creemos que la Estrategia Nacional se está retrasando demasiado, ya que aún no disponemos de un borrador para discutir, aunque se ha iniciado un proceso de escuchas con algunas organizaciones en el que hemos participado.
Vamos a ayudar como Comisión de PMP en lo que podamos y reivindicaremos cuando sea necesario para que contemos pronto con una Estrategia Nacional que, aunque no sea la ideal, dé pasos en la dirección correcta. Sabemos, por los estudios de otros países, que atender a la Soledad no Deseada supone ahorros sociales especialmente, pero también económicos. Estamos convencidos que el gasto será irrelevante en comparación con los retornos y ahorros a obtener, por lo que no vemos razones para ir retrasando el proceso.
- ¿Qué es lo que reclama concretamente la PMP al Gobierno en cuanto a aspectos legales y administrativos en este sentido?
En parte lo he respondido en la pregunta anterior. Esperamos una Estrategia Nacional contra la Soledad que cuente con el liderazgo político adecuado y ponga en la agenda de trabajo de las administraciones públicas un tema que afecta a millones de personas y que puede ser un indicador claro de la calidad de nuestro sistema de convivencia y de nuestra democracia.
Es algo que no solo compete al Ministerio de Derechas Sociales y Agenda 2030, sino que debe implicar una acción transversal a todas las áreas de gobierno. Y lo mismo en las comunidades autónomas dentro de sus competencias.
Sabemos que el Ministerio tiene otras prioridades legales y administrativas, como la de cambiar el actual modelo de cuidados muy obsoleto. Pero la Estrategia Nacional sobre la soledad también lo es. Estamos obligados a recuperar el tiempo perdido.
- ¿En cuanto a organizaciones del Tercer Sector, con qué alianzas y apoyos se cuenta ahora mismo para mejorar la atención y los cuidados a las personas mayores en situación de Soledad no Deseada?
La PMP ya en sí es la organización social más importante del país en representación de las personas mayores. Representa a 15.000 asociaciones afiliadas con más de cinco millones setecientas mil personas físicas como socios. Nuestro primer reto es conseguir que todas las organizaciones pertenecientes a la Plataforma caminemos en la misma dirección de cara a defender este derecho de las personas mayores a ser parte de una sociedad inclusiva. La Plataforma ya está trabajando muy activamente en otros campos, defendiendo un nuevo modelo de cuidados que tenga en cuenta la dignidad y los derechos de las personas mayores, su inclusión digital, el poder adquisitivo de unas pensiones dignas o el buen trato como clientes. Nuestra Comisión va a llevar a cabo las tareas necesarias para que nuestras organizaciones se impliquen en el combate de la Soledad no Deseada.
Estamos trabajando en red para establecer alianzas con organizaciones no pertenecientes a la Plataforma que se ocupan de la prevención y atención a las personas solas. Lo mismo haremos con empresas e instituciones que dentro de su responsabilidad corporativa incluyan acciones de prevención o atención a la soledad. Y por supuesto, buscamos la colaboración de las administraciones públicas que tienen entre sus misiones la atención a las personas mayores. Colaboraremos en sus programas y proyectos, pero también empujaremos cuando se olviden o se retrasen en lo que han de ser los objetivos estratégicos y medidas sobre la Soledad no Deseada
- La Soledad no Deseada es un problema psicosocial que requiere de múltiples herramientas para paliarlo. Las nuevas tecnologías digitales suponen un gran avance y han demostrado su eficacia, pero ¿son suficientes por sí mismas?, ¿qué otros medios y herramientas son imprescindibles para paliar su impacto en la salud de las personas mayores?
Las nuevas tecnologías digitales se han convertido en una herramienta imprescindible de comunicación. El uso de teléfonos o tabletas, por ejemplo, se ha demostrado como una medida que ha salvado a muchas personas mayores de la soledad y el aislamiento durante la pandemia de COVID-19. Por eso desde la Plataforma defendemos firmemente la inclusión digital de las personas mayores.
Sin embargo, consideramos que las tecnologías no pueden sustituir la atención y el acompañamiento presencial, sobre todo desde el punto de vista emocional. Defendemos la atención presencial como un derecho esencial, sobre todo para las personas que no manejan las tecnologías.
Defendemos como herramientas prioritarias las destinadas a la creación de espacios de convivencia y la necesidad de que dichos espacios se ofrezcan en cada comunidad local. Tenemos previsto trabajar conjuntamente con la Federación de Municipios y Provincias (FEMP), que creemos debe tener un papel muy destacado en las medidas y cambios necesarios. También vamos a apoyar los proyectos locales, ya que consideramos que los municipios son los espacios privilegiados para la convivencia, que la buena vecindad y la creación de espacios de encuentro y participación local son herramientas esenciales contra la soledad.
No deseo extenderme, pero creo que las mejores herramientas locales para prevenir, detectar y combatir la soledad son los Servicios Sociales Básicos y de Atención Primaria de Salud. Lamento que muchos de ellos no cuenten con los recursos necesarios para atender a necesidades tan importantes y que no puedan retener a los mejores, porque les quema profesional y humanamente esta carencia de recursos.
Quiero también recordar que existe una infraestructura fundamental que son los más de 4.000 Centros Socioculturales de Personas Mayores que hay en todo el país, en general de titularidad municipal, que cuentan con unos 5.000.000 millones de socios. Estos Centros pueden ser una herramienta esencial contra la soledad. Pero para ello han de cambiar muchos de ellos su enfoque, organización y actividad, convirtiéndose en lugares de encuentro intergeneracional, dejando su carácter actual de burbujas para la vida separada de las personas mayores. Deben ser un espacio importante de participación de las personas mayores en la mejora de las ciudades, de sus barrios y de sus pueblos. Deben ofrecer actividades que sirvan al objetivo de aprender a lo largo de la vida, que también es un derecho de las personas mayores.
Mucho queda por hacer, en definitiva. La sociedad está experimentando cambios muy rápidos en cuanto al envejecimiento, que podemos y debemos asumir como reto colectivo. El tiempo apremia.
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