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Las personas mayores y con discapacidad piden más prioridad política, recursos y reformas para la sanidad

Fuente: Infolibre

José Manuel Freire

Artículo de José Manuel Freire, presidente de la Comisión de Sanidad de la PMP, publicado en Infolibre

Muy cerca ya de las elecciones del 23 de julio nuestra conversación pública poco tiene que ver con lo que se decide en las urnas. Los temas que debieran interesarnos y que afectan a todos están fuera de foco. Son “las cosas” a las que se refería Ortega y Gasset en 1939 en su conferencia en La Plata invitando a los argentinos a centrarse en lo fundamental (“Argentinos, ¡a las cosas!). Aquí y ahora, en la España preelectoral de 2023, es la PMP (Plataforma de Mayores y Pensionistas) la que nos da un aldabonazo para centrar el debate público en “las cosas” importantes que están en juego el 23 de julio.

La PMP desea que en las elecciones se hable de los temas que importan. Para ello ha enviado el documento de Propuestas para los Programas Electorales  a los partidos políticos que se presentan a las elecciones del 23 de julio. Sus Propuestas se centran en tres ejes: cuidados, sanidad y soledad no deseada. Y no, no se han olvidado de las pensiones, prioridad número uno de los pensionistas, si no que la PMP da por reiteradas y conocidas su reivindicaciones al respecto (modelo de solidaridad intergeneracional que garantice su sostenibilidad, y mantenimiento del poder adquisitivo real). De los tres temas de las Propuestas citados, trataré aquí solamente sobre sanidad.

La pandemia COVID-19 dejó bien claro que la sanidad pública es un componente clave de la seguridad nacional y que sin salud no hay economía posible. Mostró tanto las muchas fortalezas de nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) como sus numerosos problemas. La magnitud de la crisis sanitaria COVID-19, la dedicación y entrega de sus profesionales y la constatación de hasta qué punto todo el país dependió del sistema sanitario, hizo pensar que tras la crisis el SNS tendría, por fin, la prioridad necesaria en la agenda política para (a) abordar reformas imprescindibles desde hace décadas y (b) dotarle de los recursos necesarios para personal y equipos.

De hecho, en julio de 2020, en plena ‘fase de pánico’ por la gran crisis sanitaria y económico-social de la pandemia, el Congreso de los Diputados aprobó con un consenso insólito (265 diputados) las propuestas de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica (CRSE) para reforzar y mejorar la salud pública y el SNS. Aquella votación fue lo más próximo que puede darse en España a un gran pacto sanitario, que reclaman algunos. El texto aprobado incluye propuestas muy necesarias para deshacer nudos gordianos clave de la problemática sanitaria. El próximo 23 de julio, dia de la votación, hará casi tres años justos desde que se aprobaron estas propuestas sanitarias de la CRSE del Congreso. Pero no es exagerado decir que casi han caído en el olvido y que están muy fuera de la agenda política. Una vez más, tras una gran crisis sanitaria, se repite el “ciclo pánico-olvido” y de la alarma con buenos propósitos de cambios, se pasa a la ‘fase de olvido’ en la que todo sigue como antes y poco o nada cambia. Sintomático de ello es lo ausente que está la sanidad del debate preelectoral.

En estas circunstancias la PMP recuerda a los partidos políticos y a la ciudadanía que la sanidad pública ha de ser tema central de la conversación pública y del debate electoral por su importancia estratégica, pero, sobre todo, por ser una institución básica para la tranquilidad, seguridad y calidad de vida de toda la población, especialmente de las personas mayores, que son las que más la necesitan y utilizan.

Las propuestas de la PMP para la sanidad tienen dos enfoques. El primero, y más importante, es sistémico y general para el conjunto del SNS; enfatiza que ha de ser inclusivo, universal, de calidad, orientado a la prevención y a los cuidados, para responder adecuadamente a los derechos, necesidades, demandas y expectativas de los pacientes y sus familias. ¿Qué se precisa para avanzar en esta dirección? En primer lugar, la condición sine qua non, es que la sanidad tenga en la agenda política la prioridad que tiene para la ciudadanía y muy especialmente para las personas mayores y con discapacidad. Paradójicamente, la sanidad pública española, tan elogiada por nuestros políticos, está clamorosamente ausente de sus prioridades reales, como es fácilmente comprobable. Solo con una alta prioridad en la agenda política será posible sacar a la sanidad pública de la inercia del statu quo, haciendo frente a los costes de todo tipo de reformar un sector tan complejo y cruzado de intereses. Sin un gran impulso reformista no tendrá el SNS los presupuestos necesarios y las reformas que precisa en gobernanza y coordinación, en personal sanitario, fortalecimiento de los servicios de salud pública, de salud mental, de atención primaria, de cuidados, de coordinación sociosanitaria, etc.

El segundo enfoque de la PMP apunta a siete medidas concretas dirigidas a toda la población, pero que afectan más directamente a los mayores y a las personas con discapacidad, incluyéndolas, pidiendo incluirlas junto con otros temas, en un Plan Nacional de Salud para las Personas Mayores y con Discapacidad. Son estas:  

  • Reforzar la atención domiciliaria médica, pero sobre todo de enfermería, desde los centros de salud, para sus servicios lleguen a todos los hogares que lo precisen todos los días del año, también al final de la vida si así lo desean los pacientes.  
  • Dotar a todas las residencias de mayores y de personas con discapacidad de los servicios de Atención Primaria a los que tienen igual derecho que el resto de la población, pues la residencia es a todos los efectos su domicilio.
  • Reconocer la salud bucodental como parte integral de la salud de las personas, incluyéndola en la cartera de servicios del SNS, empezando por atención dental a la infancia y por subvencionar con carácter urgente los tratamientos dentales de las personas mayores y con discapacidad con bajos recursos.
  • Establecer protocolos y códigos de buenas prácticas para atención en la sanidad a personas mayores y con discapacidad.
  • Estudiar y analizar la atención que reciben las personas mayores y con discapacidad en el SNS, para mejorar la calidad de los servicios en todos los ámbitos asistenciales.
  • Desarrollar una estrategia sobre envejecimiento activo y saludable y prevención de la dependencia.
  • Desarrollar un Plan Nacional de Prevención y Actuación ante Caídas de las Personas Mayores. Las caídas son la principal causa de muerte accidental en personas mayores de 65 años; en 2021 en España fueron hospitalizadas por caídas 236.029 personas mayores de 65 (Portal Estadístico, Ministerio de Sanidad). La magnitud de esta cifra y las graves consecuencias de las caídas para las personas mayores exigen tomar medidas, siguiendo el ejemplo del Plan Nacional Anticaídas de las Personas Mayores de Francia.

Tras la pandemia COVID-19 es obligado replantear la atención sanitaria de las residencias de mayores y de personas con discapacidad, dotándolas de unos servicios de atención primaria que respondan a sus necesidades. Igualmente, la COVID-19 ha hecho más evidente si cabe la necesidad de reforzar la atención domiciliara que ofrezca cuidados de enfermería, rehabilitación, etc., a pacientes con agudización de enfermedades crónicas, convalecientes, encamados, mayores frágiles, terminales, etc., en coordinación y colaboración con los cuidadores familiares, la enfermería hospitalaria y con los Servicios Sociales. Como es lógico, estas dos medidas tienen una gran relevancia en las recomendaciones de la CRSE del Congreso para mejorar la sanidad pública en España tras la COVID-19.

Es de agradecer que las organizaciones de mayores pongan el foco del debate electoral en el SNS. Con todos sus defectos y problemas es uno de los grandes logros de su generación; además de aportar tranquilidad y seguridad ante la enfermedad y accidentes a todas horas y todos los días del año que no tiene precio, es piedra angular de la cohesión social del país por lo mucho que contribuye a la redistribución de la riqueza y a la solidaridad colectiva. Hacen bien los mayores en querer cuidarlo, mejorarlo y dejárselo de legado a las generaciones futuras. Ojalá los partidos les hagan caso y los ciudadanos lo tengamos en cuenta a la hora de votar.