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La Oficina C del Congreso de los Diputados publica el informe ‘Envejecimiento y bienestar: Una radiografía de las personas mayores’

Fuente: Oficina C

Imagen de resumen del informe

España es el cuarto país europeo con más personas mayores

La Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados (Oficina C) ha publicado el ‘Informe C: Envejecimiento y bienestar. Una radiografía de las personas mayores’. Los Informes C son documentos breves sobre los temas seleccionados por la Mesa del Congreso que contextualizan y resumen la evidencia científica disponible para el tema de análisis. Además, recogen las áreas de consenso, disenso, las incógnitas y los debates en curso. El proceso de elaboración de los informes se basa en una exhaustiva revisión bibliográfica que se complementa con entrevistas a personas expertas en la materia y dos rondas de revisión posterior por su parte.

Relevancia

España es el cuarto país europeo con más personas mayores. Actualmente, el 20,1 % de los españoles tiene más de 65 años y se espera que esta proporción aumente en los próximos 20 años, cuando los integrantes del baby boom vayan alcanzando esa edad. 

La longevidad es un logro y una oportunidad, pero también es un reto. A nivel personal, los mayores se enfrentan a dificultades como la pérdida de la autonomía personal, la soledad no deseada o la brecha digital. Para la sociedad también supone un desafío, ya que el envejecimiento conlleva un aumento de las pensiones de jubilación y un mayor uso de los sistemas sanitarios y los servicios sociales, cuyas debilidades evidenció la reciente pandemia. La meta no es solo vivir más años, sino hacerlo con salud y bienestar.

En este informe se describen los factores que influyen en el envejecimiento y cómo puede adaptarse el sistema de salud, el de pensiones y los cuidados de larga duración para hacer frente al reto demográfico según la comunidad experta.

La población española de mayores de 65 años es muy heterogénea: comprende varias generaciones con personas transitando cuatro décadas distintas e incluso más de 16.000 centenarios.

Sus necesidades y capacidades son por tanto diferentes y cambiantes. El envejecimiento es un proceso multidimensional en el que influyen tanto factores biológicos, como el mantenimiento de la autonomía personal y factores sociales y psicológicos. Se considera que el envejecimiento saludable y activo es la vía para fomentar la salud y calidad de vida de las personas mayores.

En el foco

La capacidad económica influye a la hora de poder acceder a un envejecimiento activo y saludable, si bien el riesgo de pobreza para los mayores está por debajo de la media en España. Su principal fuente de ingresos son las pensiones de jubilación. Recientemente se ha aprobado un nuevo marco de sostenibilidad del sistema público de pensiones, que incluye un aumento progresivo de las bases máximas de cotización y la opción de calcular con distintos parámetros el período de cómputo. Las personas mayores también suponen una fuente de nuevas actividades económicas, la denominada economía plateada, que se espera siga creciendo.

El entorno puede favorecer o lastrar el envejecimiento saludable. Para promover la inclusión social de los mayores y su participación, este debe contar con los servicios necesarios y estar adaptado a las necesidades de las personas mayores, tanto en el plano urbanístico como en el social.

Entre los factores que obstaculizan el envejecimiento saludable se encuentran la discriminación por edad, la brecha digital y la soledad no deseada, que dificultan la participación de los mayores en sociedad.

El edadismo puede ser además un obstáculo para formular políticas públicas eficaces y la brecha digital, aunque está estrechándose, dificulta el acceso a servicios cotidianos.

El bienestar psicológico influye en la salud y la calidad de vida y viceversa. Aunque con la edad se producen pérdidas, las personas que cuentan con recursos psicológicos protectores, como las ganas de vivir o la reorientación de su propósito vital ante las nuevas circunstancias, viven su envejecimiento con mayor optimismo y resiliencia. En cambio, la soledad acorta la esperanza de vida, empeora la salud y disminuye la felicidad. El contacto periódico con los amigos y familiares más cercanos es un agente protector mientras que en España vivir solo se identifica como factor de riesgo.

En el plano biológico, el envejecimiento es la consecuencia de la acumulación de daños moleculares y celulares y varía considerablemente entre individuos de la misma edad. Aunque parte de la variabilidad se debe a la herencia genética, la heterogeneidad corresponde en su mayoría a otros factores como el género (las mujeres viven más años, pero con peor salud y más limitaciones), el estilo de vida (si se adoptan hábitos protectores, como llevar una dieta saludable, o se evitan conductas de riesgo, como fumar), el padecimiento de enfermedades crónicas o fragilidad (estadio reversible previo a la discapacidad) y los factores socioeconómicos (el nivel educativo, el tipo de trabajo, el vecindario o la comunidad autónoma).

Horizonte

Los hábitos saludables y la prevención y tratamiento de la fragilidad son claves para evitar las enfermedades crónicas y la discapacidad. Los estudios de la Comisión Europea destacan que el envejecimiento de la población no es el principal responsable del aumento del gasto, sino los años de vida en mala salud y con deterioro funcional. Así, el incremento del coste sanitario en España puede reducirse prácticamente a la mitad si los años ganados se pasan en buena salud. La comunidad médica también señala la conveniencia de incrementar el número de geriatras, mejorar la coordinación sociosanitaria y utilizar la tecnología para agilizar los servicios sanitarios en aquellos tratamientos donde la presencialidad no sea necesaria.

Cuando las personas pierden autonomía necesitan cuidados. La comunidad experta destaca que la pandemia de COVID-19 evidenció las carencias del sistema y la necesidad de transformación del modelo siguiendo el enfoque de atención integral centrada en la persona. Atendiendo a la preferencia de vivir en casa, uno de los objetivos del cambio es promover que las personas obtengan apoyos en su entorno habitual, ayudados de la tecnología, y puedan vivir más tiempo en su domicilio o idealmente no tener que abandonarlo. Cuando la dependencia aumenta y el cuidado se hace más complejo, las residencias y otros modelos de convivencia colectiva son una alternativa.

Para sufragar parte de los costes, en España el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia asigna servicios y prestaciones tras identificar el grado de dependencia del solicitante. Aunque su presupuesto ha aumentado en los últimos años, la comunidad experta opina que debe incrementarse considerablemente para acercarse a la media europea. También sugieren simplificar su gobernanza, acortar los tiempos para obtener prestaciones y servicios, y eliminar las desigualdades entre comunidades autónomas.

Mientras que en otros países el cuidado depende en mayor medida de profesionales, en España tiene más peso el cuidado familiar no remunerado. Ambos tipos siguen recayendo principalmente en las mujeres, ya sea en calidad de pareja o hija, o en mujeres migrantes, habitualmente sin formación para el cuidado que se ocupan de la atención domiciliaria. Los cambios sociales y la previsión de un aumento de casos de demencias y otras enfermedades neurodegenerativas, demandan un mayor desarrollo del sector profesional de los cuidados, con personal formado capaz de afrontar cuidados complejos. A pesar de la oferta, el sector profesionalizado de los cuidados tiene dificultad para atraer personal y retenerlo. Uno de los obstáculos para el desarrollo de empleos en el sector es la provisión de servicios no declarados, situación común en España y otros países que puede llevar a abusos y precarización.

Descargar el informe