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La ciudad como espacio de vida y convivencia

Fuente: Plataforma de Mayores y Pensionistas

inmaculada Ruiz, presidenta de UDP y vicepresidenta de PMP.

Artículo de Inmaculada Ruiz, presidenta de UDP y vicepresidenta de PMP

1ª Sesión del II Congreso Estatal sobre el Derecho a la Autonomía Personal

Conseguir que las personas mayores, en nuestra diversidad, podamos mantener y desarrollar nuestras capacidades personales al máximo, satisfacer nuestras necesidades y participar activamente en la sociedad, exige que los entornos en los que vivimos y nos relacionamos posibiliten estos procesos. El entorno juega un papel decisivo en el aseguramiento de derechos y en facilitar una vida plena durante los procesos de envejecimiento. El modo de envejecer depende en gran manera del medio en el que la persona vive, se relaciona, participa y recibe los apoyos y cuidados que necesita.

La participación de las personas mayores en el desarrollo de su ciudad y en la adecuación de las conexiones que afectan a su vida diaria, supone un factor de éxito para conseguir una sociedad mejor para todas las edades. Se debe facilitar a las personas mayores, como miembros valiosos de la comunidad, el ejercer una ciudadanía activa y responsable, participando colectivamente en la búsqueda de una mejora del bienestar social y de la vida plena de las personas que la componen, y atendiendo las vulnerabilidades funcionales, sociales y relacionales.

Una ciudad accesible es aquella que permite a todas las personas vivir, desplazarse, comunicarse, utilizar sus servicios, y participar en la vida urbana, de forma autónoma y comprensible, respondiendo a necesidades y al bienestar en todas sus dimensiones. Implica que al envejecer se pueda seguir disfrutando de los derechos y disponer de los apoyos que se requieran. El concepto de ciudad amigable significa que se facilita el envejecimiento activo, se promueve la participación y elección del estilo de vida, se protege a las personas vulnerables y se facilita su inclusión en la sociedad de la que forman parte. Las ciudades accesibles y amigables también deben ser inteligentes y aprovechar las ventajas de los avances tecnológicos, asegurando que no obstaculizan derechos y dignidad de vida. Además, deben ser saludables, seguras, sostenibles y cuidar a las personas y al medio, y fomentar las relaciones intergeneracionales. Los entornos rurales también deben asegurar el disfrute de derechos y facilitar la vida plena de todas las personas, con soluciones que faciliten la existencia de recursos y eviten la despoblación, marginación y aislamiento.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluidos en la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible, aprobados por la Organización de Naciones Unidas, incluyen en el Objetivo 11: Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.  Y el Decenio del Envejecimiento Saludable 2020-2030 de la Organización Mundial de la Salud, incluye entre las áreas prioritarias de actuación, el asegurar comunidades amigables que fomenten las capacidades de las personas mayores. Las otras áreas del Decenio también están relacionadas con las mejoras del entorno: cambiar nuestra manera de pensar, sentir y actuar con respecto a la edad; ofrecer una atención integral y centrada en la persona; y proporcionar acceso a los cuidados de larga duración.

La importancia del contexto de proximidad se ha hecho más evidente con las situaciones vividas en la pandemia. El deseo de la mayoría de las personas mayores y personas con discapacidad mayores de envejecer en su entorno, sin institucionalizaciones innecesarias y no deseadas, nos lleva a la exigencia de dedicar compromisos políticos, sociales, técnicos, de diseño y presupuestarios a conseguir ciudades y pueblos como espacios de vida y de convivencia para todas las edades, en favor de presentes y futuras generaciones.