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Las actividades sociales frecuentes alargan la vida en las personas mayores
Fuente: Solidaridad Digital
Se ha realizado un estudio a 28.563 ciudadanos de origen chino con una edad media de 89 años.
Socializar casi todos los días se relaciona con una vida más larga y útil entre las personas mayores, según un estudio realizado a 28.563 personas con una edad media de 89 años que participaron en una encuesta de longevidad saludable en China con datos de ciudadanos que viven de forma independiente. La información sobre la frecuencia de socialización comenzó a recopilarse en 2002 y el estudio se centra en cinco oleadas de toma de datos hasta 2019. El estudio aparece publicado en la revista ‘Journal of Epidemiology & Community Health’.
En 2017, alrededor de 962 millones de personas en todo el mundo tenían más de 60 años y se prevé que su número se duplique para 2050. Por ello, se ha prestado una mayor atención al concepto de envejecimiento activo o exitoso.
Sin embargo, la mayor parte de la evidencia de los beneficios para la salud de la socialización se basa en personas de países occidentales, con pocos datos publicados de Asia. Para tratar de cerrar esta brecha de conocimiento, los investigadores querían explorar si la frecuencia de socialización podría estar relacionada con la supervivencia general en un grupo relativamente grande de personas mayores que viven en China.
Los autores preguntaron a los participantes con qué frecuencia participaban en actividades sociales: casi todos los días, al menos una vez por semana, al menos una vez al mes, ocasionalmente o nunca.
También recopilaron información sobre factores potencialmente influyentes, incluidos el sexo, la educación, el estado civil, ingresos del hogar, consumo de frutas y verduras, estilo de vida y mala salud.
Algunos resultados
Durante los primeros cinco años, 25.406 personas dijeron que no participaban en ninguna actividad social, 1.379 informaron hacerlo a veces, 693 al menos una vez al mes, 553 al menos una vez por semana y 532 casi a diario.
Durante todo el período de seguimiento, 21.161 (74%) participantes fallecieron, 15.728 de los cuales murieron dentro de los primeros cinco años.
En general, la actividad social más frecuente se asoció con una supervivencia significativamente más prolongada. Cuanto mayor sea la frecuencia, más alta es la probabilidad de vivir más tiempo.
Hasta cinco años después desde el inicio del periodo de seguimiento, las tasas de mortalidad estandarizadas fueron de 18,4 por cada 100 personas analizadas durante un año entre las que nunca socializaron; 8,8 entre las que lo hacían ocasionalmente; 8,3 entre las que lo hicieron al menos mensualmente; 7,5 entre las que socializaban al menos una vez a la semana, y 7,3 entre las que lo hacían casi todos los días.
El tiempo hasta la muerte se retrasó en un 42% en quienes socializaban ocasionalmente, un 48% en quienes lo hacían al menos una vez al mes, un 110% en quienes lo hacían al menos semanalmente y en un 87% en quienes lo hacían casi todos los días en comparación con las personas que dijeron que nunca participaban en actividades sociales.
Después de cinco años, los supervivientes incluyeron 8.420 personas que dijeron que nunca socializaban, 688 que lo hacían ocasionalmente, 350 que lo hacían al menos una vez al mes, 295 que lo hacían al menos semanalmente y 272 que lo hacían casi todos los días.
Factores relacionados
Las tasas de mortalidad fueron de 6,2 por cada 100 personas seguidas durante un año entre las que nunca socializaron; 4,8 entre las que lo hacían ocasionalmente; 5 entre las que socializaban al menos una vez al mes; 5,4 entre las que lo hacían al menos una vez a la semana; y 3,6 entre las que lo hacían casi todos los días.
Así pues, socializar casi todos los días se asoció con una supervivencia significativamente más larga, hasta el punto de que el tiempo hasta la muerte se retrasa en un 204% respecto a quienes no participan en actividades sociales.
Los factores relacionados con ser más activos socialmente fueron el sexo masculino, una edad más joven, un mayor nivel de educación, estar casado, vivir en una localidad con familiares y tener una buena salud real o autoevaluada.
“Aunque la asociación entre la frecuencia de la actividad social y la supervivencia general se atenuó después de ajustar los factores sociodemográficos, el nivel socioeconómico, los comportamientos saludables y varias morbilidades siguieron siendo estadísticamente significativos, lo que indica que la participación en actividades sociales ‘per se’ era un predictor independiente de supervivencia global en personas mayores”, concluyeron los autores.
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