Fundación Cruz Roja Española aborda el bienestar emocional y la vulnerabilidad en el Summit #ConversacionesHumanitarias

La Fundación Cruz Roja Española celebró el Summit #ConversacionesHumanitarias en la Dirección General de la ONCE. Moderado por Tania Yasera, el encuentro reunió a expertos para reflexionar sobre cómo cuidarse a uno mismo, cuidar de quienes más sufren y, esencialmente, cómo cuidar de los que cuidan, con el objetivo final de construir comunidades más humanitarias y empáticas.

La jornada fue inaugurada por Miguel Carballeda, presidente del Grupo Social ONCE y patrono de la Fundación Cruz Roja Española. Carballeda agradeció la colaboración con Cruz Roja, sintiéndose orgulloso de formar parte de un "equipo de gente maravillosa" comprometida con la acción de la organización.

Tejiendo vínculos y creando redes

La primera mesa de debate de la jornada, con el título ‘Tejer vínculos y crear redes’, contó con la participación del Dr. Francisco Collazos, psiquiatra transcultural y comunitario del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, y Silvia Prieto, investigadora del Instituto de Investigación de Políticas de Bienestar Social de la Universidad de Valencia.

El coloquio se centró en el significado de pertenecer a una comunidad en la sociedad actual, descrita como "líquida, acelerada, frenética y tensionada". Collazos destacó que pertenecer a una comunidad es determinante para generar conexiones y vínculos que contrarresten el auge de lo tecnológico. Hizo hincapié en la "vivencia de la pertenencia", que equivale a sentirse integrado, capaz de disfrutar de los beneficios de la sociedad y responsable de sus obligaciones.

También se abordó la soledad no deseada, un fenómeno creciente que afecta a uno de cada cinco personas y aumenta peligrosamente entre los jóvenes (34,6% de la población joven la padece). Collazos señaló la paradoja de que, a pesar de vivir en la sociedad históricamente "más conectada", los datos sobre soledad son "brutales", sugiriendo que las redes sociales pueden ser un "espejismo".

Como antídoto, Prieto propuso enfocar la soledad desde una perspectiva colectiva, no individual, y abogó por generar espacios de encuentro y conexión. Para reducir la vulnerabilidad emocional, ambos expertos coincidieron en la necesidad de la interdisciplinariedad (psicólogos, sociólogos, arquitectos, economistas, etc.) y de incluir la mirada en primera persona (centrarse en el individuo), formando a personas que hayan pasado por la experiencia de la vulnerabilidad como agentes comunitarios.

Construir comunidad en la era digital

En la segunda mesa se debatió si la tecnología genera nuevas vulnerabilidades. Eulalia Pérez, catedrática de lógica y filosofía de la ciencia, afirmó que hace ambas cosas, destacando la brecha digital que desplaza a las personas mayores y a las menos favorecidas económicamente.

Manuel Armayones, catedrático en diseño del comportamiento de la en la Universitat Oberta de Catalunya, alertó de que las tecnologías no son neutras y, a menudo, están diseñadas por grandes compañías tecnológicas con propósitos que no están alineados con el "florecimiento" y crecimiento de la sociedad.

Liliana Arroyo, docente e investigadora del Dpto. de Sociedad, Política y Sostenibilidad de ESADE, ilustró cómo la tecnología puede ser un bien común cuando se pone al servicio de las personas. Mencionó proyectos como el ‘Casal Online’ (un club social accesible desde el mando de la televisión para personas mayores) y los ‘Puntic’ (espacios donde jóvenes diestros digitalmente ayudan a sus vecinos con trámites).

Respecto a la soledad de los jóvenes hiperconectados, Pérez sugirió que el problema no es solo la conexión, sino la falta de conciencia del aislamiento real, ya que la comunicación digital es a menudo "trivial".

Armayones propuso un sistema de "salud pública cognitiva" para abordar la situación, que incluiría vigilancia epidemiológica de los algoritmos (para detectar "patrones oscuros"), y la promoción del juicio crítico mediante "vacunas digitales". Además, se discutió la necesidad de diseño ético y regulación, y la importancia de reforzar la autoconfianza digital de los usuarios.

El cuidado de los cuidadores

La última mesa abordó el bienestar emocional como un desafío del siglo XXI, contando como ponentes con Mari Satur, gerente de la Fundación Cruz Roja Española; e Ignacio Martínez, catedrático de Antropología Física de la Universidad de Alcalá de Henares.

Satur y Martínez analizaron la necesidad de crear una cultura para cuidar de quienes cuidan, una necesidad urgente dado que el 46% de los cuidadores carece de tiempo para sí mismos y el 32% no tiene apoyo suficiente.

Martínez, desde una mirada evolutiva, relató el caso de una niña Neandertal con síndrome de Down que sobrevivió más de seis años, sugiriendo que el grupo no solo cuidó a la niña, sino que cuidó a la madre, que era la cuidadora. El paleontólogo subrayó que la clave de la supervivencia humana ha sido la cooperación y la empatía dentro del grupo. Afirmó que "una persona sola no existe" y que la naturaleza humana radica en ser capaz de jugarse la vida por otros que no son familiares.

Satur señaló que el apoyo psicosocial es tan esencial como el refugio en emergencias. Indicó que el cuidado debe ser una estrategia colectiva basada en la resiliencia comunitaria, la escucha, la confianza y la formación en primeros auxilios psicológicos.

En el cierre del debate, Satur insistió en que el bienestar emocional debe ser un derecho, no un privilegio. Destacó tres compromisos clave: medir el bienestar emocional como indicador de progreso social; invertir en prevención y apoyo comunitario; e impulsar una cultura del cuidado compartido.

Finalmente, Pilar Roy, vicepresidenta de Cruz Roja Española, clausuró el encuentro, reafirmando que el bienestar emocional requiere apoyo colectivo y que la soledad no deseada se mitiga creando fuertes redes comunitarias. Además, anunció que el eje temático del próximo Summit 2026 de Fundación Cruz Roja Española será la demografía y la vulnerabilidad.