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La PMP lanza una serie de recomendaciones para prevenir los efectos negativos de las altas temperaturas sobre la salud de las personas mayores
Fuente: Plataforma de Mayores y Pensionistas
Varios días de temperaturas altas acaban produciendo en el organismo fatiga acumulativa con consecuencias nefastas
La Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) ha presentado una serie de recomendaciones con el objetivo de prevenir los efectos adversos que las altas temperaturas propias de la época estival pueden tener sobre la salud de las personas mayores y con discapacidad, quienes son especialmente vulnerables y propensas a sufrir golpes de calor de fatales consecuencias.
Dicha vulnerabilidad se debe, principalmente, a las disfunciones del sistema termorregulador de las personas mayores, lo cual les confiere una menor percepción de los cambios de temperatura, reaccionan más tardíamente ante ellos y su respuesta, por tanto, es menor ante los efectos adversos de los cambios térmicos. Del mismo modo, las personas mayores también presentan un mayor riesgo de deshidratación, ya que la reacción y respuesta ante la pérdida por la sudoración y por evaporación se produce de manera más tardía y tienen una menor percepción de la sensación de sed.
Por dichos motivos, las personas mayores y con discapacidad necesitan de medidas especiales de atención y prevención, sobre todo, teniendo en cuenta que, en su caso, los cuadros de golpe de calor no suelen ir precedidos de un ejercicio físico intenso o de un esfuerzo como normalmente ocurre en el caso de jóvenes o adultos, sino debido a una exposición a altas temperaturas durante periodos de tiempo prolongados.
En este sentido, debe tenerse en cuenta que las situaciones de mayor riesgo para personas mayores de 65 años no se producen solamente en momentos puntuales de altas temperaturas (superiores a 38,5ºC), sino que la acumulación de varios días con temperaturas entre 36,5ºC y 38,5ºC acaba produciendo en el organismo fatiga acumulativa con consecuencias nefastas.
Recomendaciones fundamentales para prevenir los golpes de calor
Así, la PMP ha insistido en que es necesario planificar intervenciones preventivas para evitar los efectos adversos del calor y la deshidratación en las personas mayores y con discapacidad, de manera que, basándose en las indicaciones al respecto realizadas por el Ministerio de Sanidad y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, ha lanzado una serie de 10 recomendaciones fundamentales para prevenir los golpes de calor y anticiparse a los efectos adversos de las altas temperaturas sobre la salud de este grupo poblacional:
- Beber abundantemente. La cantidad recomendada es de ocho vasos de agua al día (2 litros). El 80 por ciento debería ser agua y el 20 por ciento restante, si se quiere, a base de tisanas, café, leche, o por los propios alimentos.
- Por cada grado que suba la temperatura ambiente o corporal por encima de los 38ºC, tomar un vaso de agua para contrarrestar los efectos de la sudoración.
- Cambiar la dieta por una más ligera, en cuanto a facilidad de digestión, pero con las calorías necesarias para que cumpla los requerimientos energéticos. Debe aumentar el consumo de alimentos ricos en líquidos, como las frutas y tomar zumos, yogures, gazpachos, caldos, cremas frías, ensaladas, etc.
- Ante situaciones de diarrea o vómitos debe tomarse medio litro de líquido más para contrarrestar la pérdida de líquidos y electrolitos y evitar la deshidratación.
- Evitar el consumo de alcohol porque es engañoso, ya que inhibe el centro termorregulador del organismo, alterando la respuesta al calor y favoreciendo la deshidratación.
- Evitar bebidas gaseosas, dado que favorecen la proliferación de gases y dispepsia en las personas mayores.
- Evitar las aguas de mineralización alta en personas con enfermedades cardiocirculatorias, ya que producen descompensaciones de procesos como la insuficiencia cardíaca, diabetes.
- El agua debe estar fresca, pero no excesivamente fría, para evitar afonías, catarros, o traqueítis. Por ejemplo, la temperatura ideal sería de entre 12 y 14 ºC.
- Deben utilizarse ropa y calzado adecuados a la temporada y que sean transpirables. Cubrirse y proteger la cabeza, con un sombrero, gorra, pamela o sombrilla. No salir en las horas centrales del día y, si es necesario, protegerse para que no incida el sol directamente sobre el cuerpo.
- No se debe hacer ejercicio físico en las horas centrales de máximas temperaturas. Es aconsejable practicar actividad deportiva a primera o a última hora del día, cuando ya han descendido las temperaturas.
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