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Los de 70 de hoy no son los de antes
Fuente: La Vanguardia
Los mayores de hoy son más “jóvenes” que en las generaciones anteriores.
Según La Vanguardia, los de 70 de hoy no son los de antes. Es una percepción que tienen muchas personas y que podría considerarse subjetiva e interesada porque, a medida que uno cumple años, suaviza la imagen sobre el envejecimiento y los prejuicios sobre las personas mayores. Pero lo cierto es que es una realidad objetiva: los mayores de hoy (septuagenarios, octogenarios...) son más “jóvenes” que en las generaciones anteriores. Es decir, a la misma edad, conservan mejores capacidades físicas y cognitivas, se mueven y piensan mejor.
Un estudio realizado en Finlandia ha puesto cifras a estos mejores rendimientos. La comparación de una batería de pruebas físicas y cognitivas de hombres y mujeres de 75 y 80 años nacidos y evaluados con 28 años de diferencia mostró que los mayores actuales caminan entre 20 y 40 centímetros por segundo más rápido, son capaces de agarrar con una fuerza entre el 5% y el 25% mayor y la fuerza de extensión de su rodilla es entre el 20% y el 47% más elevada. Además, tienen al menos un 14% más de capacidad pulmonar, mejor fluidez verbal, razonamiento y memoria de trabajo.
Leocadio Rodríguez Mañas, jefe de Geriatría del hospital de Getafe y director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Fragilidad y Envejecimiento Saludable (Ciberfes) del Instituto de Salud Carlos III, asegura que ni siquiera hace falta remontarse toda una generación para apreciar la mejora física y cognitiva que presentan los mayores de hoy.
“En España, en la cohorte de población del estudio Toledo de Envejecimiento Saludable, que ha seguido en tres olas de evaluación a personas mayores de 64 años durante 9-12 años, se ve claramente que los individuos que se incorporaron entre 8 y 10 años después, a igualdad de edad, presentan parámetros funcionales mejores”, dice.
José Viña, catedrático de fisiología de la UV, investigador del Ciberfes con una larga trayectoria en el estudio y la promoción del envejecimiento saludable, asegura que llevan 20 años midiendo parámetros como la velocidad de la marcha, la capacidad de coger una botella, de levantarse de la silla... para determinar la fragilidad de las personas mayores “y claramente se ve que el porcentaje de personas frágiles ha disminuido en estas dos décadas”, lo que indica que son más los que mantienen un buen nivel funcional.
Rodríguez Mañas asegura que las mediciones sobre orientación temporal y espacial, capacidad de cálculo, fluidez verbal y razonamiento que se usan para determinar el estado de las funciones cognitivas también muestran ese progreso. “Las mediciones constatan lo que uno ve en el día a día: que los septuagenarios y octogenarios son capaces de hacer más cosas de las que hacían personas de esa edad hace unas décadas; hace 30 años, si uno iba a esquiar, era raro encontrarse a alguien de 70 años bajando una pista negra. Y ahora los ves en esas pistas y montando en bicicleta, haciendo windsurf, en carreras de atletismo o practicando deportes de competición en ligas senior”, dice Rodríguez Mañas. Y enfatiza que además de aumentar la esperanza de vida, se ha producido una mejora de expectativa de vida libre de discapacidad: “la gente vive más años y en mejores condiciones”.
Claro que, como también hay cada vez más personas mayores, también hay más casos de discapacidad y de demencia, “pero colectivamente hay un progreso y lo cierto es que la prevalencia de la demencia lleva diez años disminuyendo”, enfatiza. Cree que la velocidad de “rejuvenecimiento” de los mayores, su menor deterioro funcional con la edad, ha ido en aumento y, a la vista de la evolución de las mediciones, podría decirse que “los niños que nacen hoy van a tener una situación funcional un 2%-3% mejor que la de los niños que nacieron dos o tres años antes”.
¿Y a qué se atribuye esta mejora física y cognitiva de los mayores de hoy? ¿Cuáles son las razones? Una investigación en el Instituto Cajal pone el énfasis en el ejercicio. “Ya se han demostrado científicamente sus efectos: no es que rejuvenezca, sino que hace que el envejecimiento sea más lento, porque tiene profundos beneficios en funciones cerebrales que hacen que las alteraciones y procesos degenerativos que se asocian al envejecimiento normal se retrasen”, explica.
El geriatra Rodríguez Mañas coincide en que “una de las cosas que más contribuye al envejecimiento saludable y a mantenerse no solo física sino también cerebralmente activo es el ejercicio”. Y los mayores actuales han hecho y hacen más que los de generaciones anteriores. “Existe la creencia de que, antes, la gente hacía más actividad física, pero cuando se ha medido se ha visto que no; en generaciones anteriores, hacían mucho ejercicio los que trabajaban en el campo, pero era tan extenuante que resultaba insano”, apunta.
Viña asegura que la sociedad actual es más sedentaria “pero nos hemos concienciado y hacemos más ejercicio físico reglado y fumamos menos”. Rodríguez Mañas cree que el mejor estado físico y cognitivo de los mayores tiene que ver con una mejora general en las condiciones y en los estilos de vida.
“El ejercicio es clave, pero también el sistema sanitario, la implantación de servicios de geriatría, que hace que cuando uno llega a edades avanzadas reciba mejor tratamiento, lo que comemos...”, reflexiona.
También los investigadores finlandeses consideran que las mejores condiciones de los septuagenarios de hoy respecto a los de hace 30 años que observan en su estudio pueden tener que ver con que “esta cohorte ha crecido y vivido en un mundo diferente”, con mejoras en la nutrición, la higiene, la atención médica, las condiciones laborales y la educación.
Y ponen énfasis en este último aspecto porque en sus mediciones encontraron correlación entre más años de estudio y un funcionamiento cognitivo superior. Otros estudios sobre educación y funciones cognitivas a edades avanzadas van en la misma línea: una mayor educación conduce a mayores habilidades cognitivas y eso conduce a un mejor funcionamiento en la vejez.
“De generación en generación, vamos cambiando el entorno cultural; ahora estamos más formados, hemos crecido más en contacto con las noticias por la radio, la televisión y ahora por el móvil y los medios digitales... y eso afecta a la plasticidad del cerebro, lo que sumado a una mejor alimentación y al ejercicio, afecta a las estructuras neuronales y a tener un cerebro con un deterioro más lento”, asegura el neurobiólogo De Felipe.
“Igual que el ejercicio proporciona una reserva física cada vez mayor, también se logra una reserva cognitiva cuando uno hace trabajar a su cerebro, aunque solo sea por el mero hecho de relacionarse, de salir a la calle...”, justifica Rodríguez Mañas. Y, vistos los cambios sociales, culturales y laborales de las últimas décadas, quienes llegan hoy a “mayores” lo hacen con el cerebro mucho más estimulado que los de generaciones anteriores.
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