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"Abordar el edadismo en el ámbito jurídico significa garantizar autonomía, igualdad y dignidad a las personas mayores"
Fuente: Plataforma de Mayores y Pensionistas
Blanca Narváez, directora general de Fundación Mutualidad
Blanca Narváez, Directora general de Fundación Mutualidad, presenta la visión de una entidad dedicada a desarrollar un ecosistema colaborativo y solidario con el objetivo de generar un impacto positivo en la sociedad, especialmente en los colectivos más vulnerables. La Fundación se define por cuatro pilares interrelacionados: la cultura del ahorro, el talento jurídico, la economía del envejecimiento y el compromiso social, enfocándose en abordar todas las necesidades de la persona o institución beneficiaria. Narváez detalla el Plan Estratégico 2024-2027, que articula diez objetivos, cinco de ellos orientados al impacto social, como impulsar el talento jurídico, erradicar el edadismo, proteger a las personas mayores y promover la cultura del ahorro.
Los cuatro pilares con los que se define la Fundación Mutualidad son la cultura del ahorro, el talento jurídico, la economía del envejecimiento y el compromiso social. ¿Podría describir en detalle cómo se interrelacionan estos pilares y cuál considera que es el principal objetivo transversal de la Fundación?
Fundación Mutualidad enuncia un nuevo propósito que es sin duda el centro del que parte esta hoja de ruta definida en el Plan Estratégico: desarrollar un ecosistema colaborativo y solidario para el colectivo de mutualistas y personas e instituciones vinculadas con el fin de impactar positivamente en la sociedad y especialmente en los más vulnerables. Esta expresión viene a consolidar la determinación de la entidad en los últimos años por ser el centro en el que agentes del sector legal confluyen en pro de la prosperidad del colectivo de mutualistas, de estudiantes y profesionales jurídicos y, por extensión, de la sociedad.
El plan estratégico recoge el trabajo realizado y lo proyecta hacia el futuro a través de 10 objetivos, cinco aterrizados en los pilares de actuación, y cinco orientados a la mejora de nuestros procesos internos. Los pilares que marcaban el anterior plan (cultura del ahorro, talento jurídico, compromiso social y la cultura del envejecimiento) siguen presentes, pero se interrelacionan y fluyen, ya que el foco está en la persona o institución beneficiaria, y en abordar todas sus necesidades. Por ejemplo, en la actualidad realizamos formaciones que capacitan a los y las profesionales en su atención a personas sinhogar o personas mayores, para que éstas accedan a servicios jurídicos especializados y sensibilizados con su situación. Con estos cursos mejoramos sus capacidades y competencias profesionales (talento jurídico), impactamos en terceros vulnerables (compromiso social) y perseguimos promover la cultura del envejecimiento. Tres de estos pilares confluyen en estos programas, que además nutren la comunidad de Fundación por la red que la conforman. Es sin duda la muestra de nuestra forma de trabajar y hacia dónde vamos.
El Plan Estratégico 2024-2027 de Fundación Mutualidad establece 10 ejes, cinco orientados al impacto social y cinco a mejorar la eficiencia interna. ¿Cuáles son los cinco objetivos de impacto social y cómo espera lograrlos la Fundación en los próximos años?
Estos objetivos vienen a reforzar nuestra labor iniciada tras la reorientación estratégica de 2019 entorno a los pilares de actuación de Fundación, así, buscamos impulsar las capacidades y el talento de la abogacía en todas sus etapas, erradicar el edadismo y proteger a las personas mayores, promover la cultura del ahorro como pilar básico para la protección y el progreso social, y mirar a nuestro impacto hacia otros colectivos y hacia la sociedad en su conjunto. Todo ello acompañado de una reflexión sobre cómo queremos hacer crecer nuestra base social y cómo vamos a trabajar la interacción con la misma, fomentando la comunicación y la participación. Son unos objetivos para los que nos estamos preparando internamente mejorando nuestros procesos internos de trabajo y apalancándonos en la tecnología. Somos conscientes de que solo a través de una gestión rigurosa y de calidad, una política de eficiencia y eficacia y una apuesta por la estructura de la Fundación y quienes la conforman, nos permitirá alcanzar estas metas.
Precisamente, dicho Plan Estratégico reafirma la promoción de la cultura del ahorro y la educación financiera como palanca para el empoderamiento y la defensa de los derechos ciudadanos. ¿Qué importancia tiene la cultura del ahorro en el contexto actual, especialmente para los colectivos vulnerables?
La cultura del ahorro y la educación financiera trascienden el simple conocimiento de conceptos económicos o financieros. Son herramientas esenciales de inclusión y empoderamiento que promueven la autonomía y la toma de decisiones responsables desde una perspectiva personal y social.
Nuestro objetivo es que las personas desarrollen estrategias, conocimientos y competencias que les permitan planificar, gestionar e invertir sus recursos de manera coherente con sus objetivos a corto, medio y largo plazo. Estos aprendizajes resultan fundamentales para romper dinámicas de endeudamiento, consumo impulsivo y desorganización financiera, factores que perpetúan situaciones de vulnerabilidad.
En el contexto actual, caracterizado por incertidumbres económicas y sociales, la cultura del ahorro se convierte en un pilar para fortalecer la resiliencia de los colectivos más vulnerables, facilitando su inclusión financiera y el ejercicio pleno de sus derechos ciudadanos. Así, se contribuye no solo al bienestar individual, sino también al fortalecimiento del tejido social y económico, construyendo comunidades más sostenibles.
¿Qué iniciativas específicas lleva a cabo la Fundación para fomentar esta cultura?
El Laboratorio de Ahorro y Consumo Responsable es un proyecto socioeducativo que contribuye al empoderamiento financiero, promoviendo decisiones de consumo más conscientes y responsables con el entorno social y medioambiental. Este proyecto tiene dos modalidades, una destinada a niños, niñas y adolescentes, y otra para personas con discapacidad.
Por su parte, Finanzas con Impacto es un programa de educación financiera que nace con el objetivo de facilitar herramientas prácticas de planificación económica personal, especialmente entre jóvenes que están comenzando su vida profesional. A partir de la reflexión y el autoconocimiento, el programa acompaña a los participantes en la definición de estrategias financieras alineadas con sus objetivos vitales, a corto, medio o largo plazo. Con el tiempo, el programa ha ampliado su alcance a otros públicos adultos, siempre manteniendo su vocación de transformar la educación financiera en un derecho y una palanca de desarrollo personal y social.
Estas iniciativas se completan con el trabajo del Observatorio del Ahorro, una línea de investigación que busca comprender los hábitos de ahorro y planificación financiera de las personas y las familias. El Observatorio genera conocimiento riguroso sobre las actitudes frente al ahorro, el endeudamiento, la inversión o la jubilación, y lo pone al servicio de la sociedad y de los profesionales del sector para mejorar las políticas y programas relacionados con la cultura financiera.
En conjunto, estas iniciativas representan el compromiso de Fundación Mutualidad con la promoción de una cultura del ahorro transformadora, que contribuya al bienestar individual y al fortalecimiento del tejido económico y social.
Y en cuanto al talento sénior, ¿Cuáles son las prioridades de acción en aspectos como el acompañamiento en la carrera profesional y la jubilación activa?
Cuando hablamos de talento senior, el acompañamiento en la carrera profesional y en la jubilación exige prioridades de acción distintas, pero siempre complementarias. Para Fundación Mutualidad, un buen acompañamiento no debe centrarse únicamente en la actualización de competencias mediante programas formativos y en la transferencia de conocimiento; también es esencial reconocer el valor de la persona, ya que este reconocimiento es clave para la motivación y la continuidad.
En 2023 publicamos el libro El envejecimiento como riesgo empresarial. Con él nos propusimos desarrollar herramientas de gestión del riesgo asociado a las personas en el entorno laboral, en colaboración con WTW. El objetivo era proporcionar un instrumento de diagnóstico que ayudara a las organizaciones a tomar medidas proactivas frente a prácticas que afectan a los empleados de mayor edad. En ese marco, encontramos la oportunidad de colaborar con la alianza impulsora del distintivo #mástalentosenior, promovida por Fundación Másfamilia, EJECON (Asociación Española de Ejecutiv@s y Consejer@s) y Fundación máshumano, como herramienta mitigadora de riesgos.
Gracias a esta unión, hemos creado una red de organizaciones líderes en la protección del talento senior, que no solo respalda a las empresas frente a posibles riesgos, sino que también visibiliza la oportunidad de mantener y potenciar el talento de más edad.
En lo que respecta a la jubilación, entendemos que la transición implica un proceso de toma de conciencia y preparación, en el que siempre hay espacio para aprender cosas nuevas. Desde la Escuela de Pensamiento de Fundación Mutualidad, estamos poniendo el foco en tres ámbitos fundamentales: la planificación financiera y previsional, el diseño de proyectos de vida con sentido vital y el cuidado de la salud integral.
Nuestra convicción es clara: prevenir para vivir bien es la clave que guía nuestra acción en este aspecto.
Una de las actividades más destacadas de la Fundación es el curso ‘Derechos de las Personas Mayores’ para profesionales del Derecho. ¿Cuáles son los contenidos clave de este curso y qué herramientas prácticas proporciona a dichos profesionales para una defensa eficaz de las personas mayores?
El curso de Derechos de las Personas Mayores nació como resultado del primer tratado de Derecho y Envejecimiento. Una obra colectiva pionera en España, que analiza los vacíos normativos existentes en la legislación española, ante la ausencia de un derecho de la vejez.
Para facilitar su transferencia a la sociedad, diseñamos esta formación de especialización para profesionales del derecho, compuesta por once módulos que acercan al abogado y abogada a una mirada centrada en la persona.
A través de sus contenidos, el alumnado además de conocer la realidad psicosocial de la persona de edad, pueden profundizar en la legislación existente y su ámbito de aplicación en materias como las relaciones familiares y sucesorias, la vida laboral, capacidad y gestión patrimonial, prestaciones sanitarias y dependencia, consumo o tendencias senior living entre otros. La idea es que en aquellos ámbitos donde no exista una legislación que proteja a la persona mayor, el profesional de la abogacía pueda armar una estrategia jurídica protectora sin que la persona mayor pierda su autonomía.
¿Por qué es crucial abordar el edadismo en el ámbito jurídico? ¿Qué ejemplos de prácticas edadistas se buscan erradicar?
Abordar el edadismo en el ámbito jurídico significa garantizar autonomía, igualdad y dignidad a las personas mayores, evitando tanto la sobreprotección paternalista como la exclusión por prejuicios.
El edadismo vulnera principios básicos de los derechos humanos y de la Constitución. Favorecerla erradicación del edadismo es esencial para que las personas mayores tengan las mismas oportunidades de acceso a la justicia que cualquier otro grupo social. Un sistema jurídico libre de prejuicios garantiza que se protejan sus derechos sin caer en paternalismos ni en negación de su capacidad jurídica.
En relación con ejemplos de prácticas edadistas en el ejercicio de la profesión, indicar que son muchas y variadas, muestra de ello es el lenguaje infantilizante de aquellos que tratan al cliente mayor con diminutivos tipo “abuelito” o “cariño” o hablarles como si no comprendieran. También destacan aquellas prácticas donde el profesional solo se dirige a los familiares en lugar de al propio cliente o considerar que no merece la pena litigar o reclamar porque la persona “ya es mayor” y “no compensa”.
El curso también aborda retos como la brecha digital en el acceso a la justicia y a los servicios de la Administración para las personas mayores. ¿Cómo limita esta brecha el ejercicio de sus derechos y qué papel pueden jugar los profesionales del derecho para mitigarla?
La brecha digital convierte la edad en un factor de exclusión jurídica. Por ello, es necesario garantizar medidas de accesibilidad digital, formación y apoyo presencial que aseguren que las personas mayores puedan ejercer plenamente sus derechos sin que la tecnología se convierta en un obstáculo.
Cada vez más procedimientos se gestionan exclusivamente a través de medios electrónicos. Muchas personas mayores carecen de los conocimientos técnicos o de los recursos materiales para utilizarlos, lo que dificulta o impide el ejercicio efectivo de sus derechos. Por otro lado, buena parte de la información sobre procesos judiciales, asistencia jurídica gratuita o normativa se ofrece únicamente en portales digitales. Quienes no manejan Internet quedan en clara desventaja frente a ciudadanos más familiarizados con la tecnología. Todo esto conlleva a una fuerte dependencia de terceros al no poder realizar los trámites de forma autónoma.
Con relación a la pregunta, qué pueden hacer los profesionales de la abogacia ante esta situación, decir que en Fundación Mutualidad estamos convencidas de que los abogados y abogadas pueden convertirse en un agente de inclusión, no solo representando legalmente, sino también acompañando en el acceso real y efectivo a la justicia, adaptando los medios a la persona mayor en lugar de excluirla por su falta de competencias digitales.
Una reclamación clave es la figura del "experto facilitador". ¿En qué consiste esta figura y por qué es necesaria para garantizar el acceso a la justicia de las personas mayores en igualdad de condiciones?
La figura del experto facilitador está cobrando fuerza en el ámbito jurídico precisamente porque responde a esa necesidad de que las personas mayores puedan ejercer sus derechos sin barreras, especialmente cuando la edad, la brecha digital o la fragilidad les colocan en una situación de desventaja.
En España esta figura está regulada inicialmente en el ámbito de las personas con discapacidad, pero de manera progresiva se está planteando su extensión a personas mayores en situaciones de vulnerabilidad. Su misión es la de intermediar entre el sistema judicial y la persona de edad para que la persona comprenda toda la información jurídica y procesal, pero además que ésta pueda canalizar sus deseos, necesidades y decisiones de una forma clara y contundente.
La presencia de un experto/a facilitador ayudará a que los derechos de las personas mayores clientes se respeten en todo momento al igual que su nivel de autonomía. Por otro lado, favorecerá la supresión de todo tipo de barreras que impiden que la persona sea protegida judicialmente.
Por otro lado, la Fundación Mutualidad está trabajando en un segundo Tratado del Derecho del Envejecimiento. ¿Cuál es el objetivo de este nuevo tratado y qué novedades o temas se incluirán para complementar la edición anterior?
La sociedad es cambiante y el derecho también lo es. El segundo tratado obedece y surge ante la identificación de nuevas necesidades y temas que no se abordaron en la primera obra colectiva.
En este segundo tratado se desarrollan temas de actualidad como, qué ocurren con las personas mayores ante situaciones de conflicto bélico, el derecho a no jubilarse si las capacidades cognitivas o físicas de una persona lo permiten, o la regulación existente en materia de tráfico vial y su necesidad de adaptación a un grupo etario que gracias a los avances científicos goza de una mayor salud entre otros temas.
¿Qué proyectos e iniciativas de trabajo tienen en el ámbito de la intergeneracionalidad, de manera que se conecte el apoyo al talento joven con la defensa y el bienestar de las personas mayores?
Nos encontramos en un momento histórico donde hasta tres generaciones pueden convivir en un mismo entorno o situación. La intergeneracionalidad es la respuesta social, cultural y educativa que promueve la interacción, la cooperación y el aprendizaje mutuo entre personas de distintas generaciones. No se trata solo de que convivan, sino de que exista un intercambio activo de saberes, experiencias y apoyos.
En Escuela de Pensamiento, Fundación Mutualidad pensamos que es la clave del futuro ya que, en ella, convergen pasado y presente para un futuro próspero.
En la actualidad tenemos dos proyectos a este respecto. Por un lado el desarrollo de un mapa de riesgos que permite a las empresas calcular la carga de capital que conllevaría el desarrollo de prácticas edadistas en materia de recursos humanos e invita a la implementación de políticas intergeneracionales y por otro lado, el desarrollo de un ebook divulgativo que permite al lector, iniciar y explorar los beneficios que supondrían en diferentes ámbitos la interacción de generaciones diversas, que a pesar de ser diferentes tienen un marcado carácter complementario.
Además de la implementación del Plan Estratégico 2024-2027 y el desarrollo del segundo Tratado sobre el Derecho del Envejecimiento, ¿cuáles son los principales retos y oportunidades que anticipa para la Fundación Mutualidad en los próximos años?
Fundación aspira a seguir creciendo desde su base hacia todo el colectivo y a la sociedad. Buscamos afianzar nuestro rol en el sector y posicionarnos en otros estratégicos que nos ayuden a seguir creciendo y ser un referente para nuestros mutualistas y para otros colectivos a los que podamos acompañar.
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