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La brecha digital, un gran reto para las personas mayores

Fuente: Magdalena Valerio, presidenta de la Comisión del Pacto de Toledo

Magdalena Valerio, presidenta de la Comisión del Pacto de Toledo

Magdalena Valerio, durante la jornada 'Mayores y Brecha Digital'

Desde el mismo día en que la Plataforma de Mayores y Pensionistas se reunió conmigo y me manifestó su deseo de que el Congreso de los Diputados acogiera la Jornada ‘Mayores y Brecha Digital’ que estaban organizando, me interesé por ella, como no podía ser de otra manera, en mi calidad de Presidenta de la Comisión de Pacto de Toledo, una Comisión formada por todos los grupos políticos y cuya razón de ser es precisamente ocuparse de los temas que inquietan e interesan a nuestros pensionistas, a nuestros mayores en general y, como consecuencia, a toda la sociedad que tanto les debe.

No se me ocurre una mejor manera que compartir con vosotros y vosotras estos temas que tanto nos afectan. Para ello, quiero dar voz a la sociedad, a una mujer que mandaba días atrás una carta abierta al periódico El País y que condensa en las palabas que la calle entiende, lo que sienten hoy algunas personas de edad frente a los temas digitales:

Está claro que en el siglo XXI nos estamos enfrentando con grandes retos. La extensión de la digitalización, la robótica y la inteligencia artificial, el cambio climático y la transición ecológica y también con el reto demográfico, baja natalidad, despoblamiento, envejecimiento de la población...

Refiriéndonos al primero de ellos, permanentemente estamos hablando, tanto en foros nacionales como internacionales, del futuro del trabajo, pero a mí siempre me gusta decir que el futuro del trabajo y sus consecuencias en la sociedad ya es el presente.

El proceso de digitalización es imparable, y la atención personal tanto en servicios privados, como públicos, va a menos. Eso para los que no somos nativos digitales es un gran escollo en nuestra vida diaria. Voy a ponerme yo como ejemplo, ante un trámite con el que seguro muchas y muchos se reconocerán, la simple compra de un billete de autobús se puede convertir en una auténtica odisea:

Intercambiador de Avenida de América. Antes en la oficina había tres personas atendiendo, ahora tres bonitas máquinas. Menos mal que de la oficina cerrada salió “la única superviviente” que queda y ayudó a una persona algo más mayor que yo, a sacar un billete, porque no era capaz de hacerlo ella, y ya de paso me informó de que el bono que tenía yo no era válido y que ahora lo tenía que adquirir en la WEB de la empresa. La cuestión resultó tan enrevesada que al final decidí comprarme un abono para dejar de pelearme con las máquinas y páginas WEB y dejar de mosquearme conmigo misma.

No podemos conformarnos, tenemos que exigir que estos y otros trámites sean sencillos para las personas de una cierta edad, y para ello, además de nuestra actitud proactiva, necesitamos formación.

La formación en competencias digitales debe extenderse a toda la población, a las personas que están estudiando, a las que están trabajando por supuesto, pero también a las que han dejado ya de trabajar. Y a las que en su momento no recibimos la capacitación necesaria y esto nos provoca muchos problemas y nos obliga a pedir constantemente ayuda a terceras personas, a nuestros hijos o nietos incluso, que han nacido ya con una “Tablet bajo el brazo”.

Esta formación debe extenderse durante toda la vida, y su importancia por suerte está ya reconocida en la nueva Ley de Formación Profesional y en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que, de la mano de la Unión Europea, a través de los Fondos Nest Generatión EU, servirá para relanzar y modernizar nuestra Economía.

Entre otros objetivos, este Plan va a suponer un impulso definitivo para crear empleos de calidad, pero también hace hincapié en fomentar las competencias digitales.  Además, las instituciones públicas y los organismos o empresas privadas deben tener en cuenta que la atención presencial, en la medida de lo posible, es imprescindible para determinado rango de edad, para aquellos que quizá podrán adquirir unos recursos básicos en el ámbito tecnológico, pero a los que ya no podemos pedir que dominen las nuevas tecnologías.

Ellos y ellas, los más mayores entre los mayores, tienen derecho a seguir siendo atendidos con todo el respeto que se han ganado a lo largo de sus vidas, muchas veces muy duras y gracias a los cuales este País es hoy referente de progreso.

El desarrollo tecnológico es evidente en todo el primer mundo y como consecuencia las demandas formativas cobran protagonismo. Nadie debe, ni quiere quedarse atrás, y mucho menos nuestro mayores a los que, en otros ámbitos de la vida todos procuramos hacerles el camino más fácil porque se lo han ganado, en las competencias digitales tenemos que adoptar la misma postura para que la brecha no se haga cada día más y más grande. Apoyo y formación para que no se sientan excluidos de una sociedad que les adelanta por la derecha y por la izquierda y en la que pueden llegar a sentirse precisamente un cero a la izquierda.

A lo largo de la jornada ‘Mayores y Brecha Digital’, que ha organizado la PMP, hemos escuchado ponencias muy interesantes como la denominada ‘Por una digitalización que no deje a nadie atrás’ o la de ‘Personas mayores y el ineludible respeto a su dignidad y a sus derechos fundamentales, más allá de la digitalización’, escucharemos también a las empresas tecnológicas y a los periodistas especializados, oiremos también a los políticos y sus propuestas.

En definitiva, una intensa jornada para reflexionar sobre un tema que nos preocupa y que lo mejor que podemos hacer es ocuparnos en buscar soluciones a los problemas que van surgiendo.